jueves, 19 de enero de 2012

Trasplantes de corazón salvan vidas.


Antonio De Marcelo Esquivel
Algunas de las noticias que tuvieron algún grado de importancia en los noticieros en México fueron sin duda los traslados de corazón. Tremendas movilizaciones de helicópteros, ambulancias, médicos y carreras contra el reloj para llegar a tiempo con estos músculos donados.
Para unos noticia a secas, para otros milagros en manos de médicos que han dedicado su vida a salvar vidas y ahora a trasplantar corazones, cuando hace años parecía imposible.
Así se pudo comprobar en la sonrisa de cinco personas que tuvieron el privilegio de recibir una segunda oportunidad en la vida, un favor del destino cuando todo parecía que estaba perdido.
Fue en el hospital La Raza, de la ciudad de México, hasta donde se pudo acceder para dialogar con ellos, que aún convalecientes por este proceso no dejaban de sonreir lo mismo que sus familiares, quienes han vivido con el alma en un hilo, porque en México aún crece la cultura de la donación de órganos.
Fueron esta vez tres casos en menos de una semana los que lograron estos médicos mexicanos, encabezados por Guillermo Cariaga Rios, jefe de cirugías del hospital La Raza, quien mostró plena confianza que los tres casos y dos anteriores podrán tener una vida normal tras el programa de rehabilitación.
Según se pudo conocer estas personas esperaban desde hace tiempo un donante y a medida que pasaba el tiempo buscaban conservar la esperanza, lo mismo que sus familiares, hasta que el destino quiso que ocurriera la donación dos de ellas de Monterrey y una de León, Guanajuato.
De esta manera los médicos pudieron operar, en un caso el dìa 10 de enero, en otro el 11 y un tercero el 13 de enero, lo que significa una cifra record, ya que el año pasado apenas pudieron hacerse diez de estas operaciones.
En este contexto, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) permitió a los medios de comunicación llegar y conversar con la joven Rosa María Velázquez, de 57 años, quien sufría de insuficiencia cardiaca crónica terminal, sufrió hasta tres infartos desde 2004, pero finalmente recibió esta donación, lo que le permite soñar que regresará a su trabajo, atender a su familia y viajar.
Otro de los casos es Alfonso Ortiz, de 43 años, quien duro un año en lista de espera para recibir un corazón, pues no podía hacer nada, caminar, bañarse o cualquier actividad porque se cansaba, hasta el día que le informaron había un corazón para él, que le hace decir  “Estoy feliz, contentísimo, es una nueva oportunidad de vida”.
La tercera de la semana fue la joven Erika Hernández, de 28 años, que nació con una afección cardiaca, aunque le fue detectada hasta los 25 años de edad. Dice que a veces le faltaba el aire pero pensaba que era por ser tan delgada, hasta que fue diagnosticada.
Al principio, dice, tenía miedo, aunque con el había una esperanza de vivir para desarrollar su oficio como cultora de belleza, ahora ha recibido un corazón y afirma que lo único que desea es ser madre y vivir feliz con su esposo.

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