jueves, 20 de septiembre de 2018

Las quesadillas de papa



Por Antonio De Marcelo Esquivel
Yo, ni quería ir al médico, no me sentía mal, sí, estoy gordo, pero siempre lo atribuí a la genética de mi raza de bronce. Cuando, Finalmente, Claudia me arrastró a una cita médica resulté con todos los males del mundo. Primero la herencia de una posible diabetes, hipertensión y hasta cáncer.
En el primero de los casos, me dijo  la doctora: está usted al límite de ser declarado diabético, vaya a bajar de pesos, haga ejercicio y coma sano. En la hipertensión parece que no voy tan mal y con respecto a marcadores tumorales no hallaron nada que pudiera probar indicios de esa maldita enfermedad, de la que murió papá.
Para empezar me quitaron mis tardes roneras, pues el médico ha dicho: usted no puede tomar más alcohol o el hígado nunca se desinflamará y no podrá procesar, no carnes rojas, ni cerveza para que baje el ácido úrico, lejos de los azucares y harinas para que baje de peso.
En fin, que la doctora me dio una farmacia de medicinas con horarios diarios, con lo que habría que lidiar hasta acabar los tratamientos.
Claro, los primeros días fue como una nueva aventura, buscaba mis verduras al vapor, el pollo a la plancha o ensaladas, aunque tuviera que ir a un mercado a varios kilómetros.
Luego, me di la oportunidad de un taco de carnitas, total uno no es ninguna, después una costillita en salsita, total ya le había bajado a todo lo que me hacía daño.
El alcohol pues ni olerlo, más al paso del tiempo las reglas se fueron relajando y hoy creo soy el mismo del principio.
Esta mañana salí del hospital, donde hice el turno nocturno acompañando a mi hermana que lucha por su vida.
Busqué donde desayunar pero no había nada abierto a las 09:00 en el camino a Reforma, desde la colonia Roma solo vi puestos de tacos, tamales, quesadillas, atoles, guisados, pambazos, gorditas y nada que fuera acorde con mi dieta.
Al final me decidí por unos chilaquiles, pero no era día de ese guiso. Así que me conformé con unas quesadillas de papa y un café con leche.
¿Así como diablos puede uno bajar de pesos, cómo?  

@Antoniodemarcel
antoniodemaercelo@gmail.com