viernes, 23 de marzo de 2012

Rezara el Papa por quienes más lo necesitan


Escenario para recibir al Papa

Antonio De Marcelo Esquivel
Y llegó el Papa Benedicto XVI a México, donde fue recibido por miles de fieles católicos, que se dieron cita en el estado de Guanajuato, donde ya no es posible hallar sitio para quedarse por los miles que abarrotaron hoteles, casas y hostales; quienes no pudieron se conformaron con verlo por las transmisiones de televisión.
Al bajar del avión, el Papa fue recibido como jefe del estado Vaticano, por el Presidente de la República, Felipe Calderón y su esposa Margarita Zavala, aunque también acudieron los líderes de las cámaras de Diputados y Senadores, así como legisladores de todos los partidos políticos.
Al bajar del avión, el Papa saludó al mandatario mexicano y su esposa, para luego caminar por el lugar donde tuvo acercamiento con pequeños y luego escuchó el discurso del presidente de México.
Al tener la palabra, Benedicto XVI indició con un: “Me siento muy feliz de estar aquí, y doy gracias a Dios por haberme permitido realizar el deseo, guardado en mi corazón desde hace mucho tiempo, de poder confirmar en la fe al Pueblo de Dios de esta gran nación en su propia tierra”, lo que arrancó la ovación de una ciudad extasiada con la presencia del vicario de cristo; y aunque hubo una pequeña manifestación en la valla, esta no fue más allá de reclamar un estado laico y la salida del “Yunque”.
El Papa aseguró tener la intensión de visitar México, tal como lo hizo desde su primer viaje Juan Pablo II.
En su alocución afirmó: ”Con esta breve visita, deseo estrechar las manos de todos los mexicanos y abarcar a las naciones y pueblos latinoamericanos, bien representados aquí por tantos obispos, precisamente en este lugar en el que el majestuoso monumento a Cristo Rey, en el cerro del Cubilete, da muestra de la raigambre de la fe católica entre los mexicanos, que se acogen a su constante bendición en todas sus vicisitudes”.
“Vengo como peregrino de la fe, de la esperanza y de la caridad” aseguró, al indicar su deseo de confirmar en la fe a los creyentes en Cristo, afianzarlos en ella y animarlos a revitalizarla con la escucha de la Palabra de Dios, los sacramentos y la coherencia de vida.
Un mensaje escuchado con suma atención para los ahí presentes a quienes pidió compartir sus palabras y contribuir a una convivencia respetuosa y pacífica, basada en la inigualable dignidad de toda persona humana, creada por Dios, y que ningún poder tiene derecho a olvidar o despreciar.
Por ello aseguró:  “en estos días pediré encarecidamente al Señor y a la Virgen de Guadalupe por este pueblo, para que haga honor a la fe recibida y a sus mejores tradiciones; y rezaré especialmente por quienes más lo precisan, particularmente por los que sufren a causa de antiguas y nuevas rivalidades, resentimientos y formas de violencia. Ya sé que estoy en un país orgulloso de su hospitalidad y deseoso de que nadie se sienta extraño en su tierra. Lo sé, lo sabía ya, pero ahora lo veo y lo siento muy dentro del corazón. Espero con toda mi alma que lo sientan también tantos mexicanos que viven fuera de su patria natal, pero que nunca la olvidan y desean verla crecer en la concordia y en un auténtico desarrollo integral”
Luego de este mensaje de paz y solidaridad, subió al papamóvil, para trasladarse al Colegio Miraflor, donde pasaría la noche, no sin ser saludado antes por miles y miles que se apostaron a su paso, aunque fuera para verlo solo un momento y recibir su bendición.

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