miércoles, 8 de febrero de 2012

se nos muere poco a poco el Zapatero remendón

Por Adalberto Villasana
“! Zapatos que remendar/ tapas y tapitas / tacones. / Pásele con su zapatero remendón!”. Una de la voces de la ciudad de México en el siglo XX, y que hoy muere porque, se dice ya no es redituable. Sólo quiero que me dejen trabajar, dice don Rogelio a sus casi 80 años de edad en la ciudad y el barrio que lo vio nacer.
Todos los capitalinos usan zapatos, y éstos requieren de mantenimiento. En la zona de La Merced hubo reparadores que subsistieron a pesar de la tecnología. Pero no contaron con las políticas de vía pública de la Delegación Venustiano Carranza.
Don Rogelio Juárez López, con sus 78 años de edad en los hombros, y a quién hace dos meses los inspectores de vía púbica de la Delegación Venustiano Carranza despojaron de su lugar de trabajo, porque no es redituable, narró las injusticas que cometen los grupos de poder de lo que se autodenomina la izquierda en México.
Porque no tiene miles de pesos que darles, le quitaron el lugar conde trabajó los últimos 50 años, de donde sacó dinero para darle educación universitaria a tres de sus seis hijos y al resto enseñarle a ganarse la vida.
Y es que para el jefe delegacional en Venustiano Carranza, Alejandro Piña Medina, su jefe de vía pública, Mauricio Morales, y un sujeto conocido como “el Pirrurris”, él dejó de ser rentable.
Nació en el Barrio de La Merced. De abuelo zapatero ha visto nacer y casi desaparecer el oficio que le dio todo en la vida. El considera que le quitaron su lugar de trabajo por la ambición del grupo de poder en la delegación.
“Llegó alguien que da mucho dinero”, y los zapateros remendones nada tenemos que hacer en esos terrenos. “Hay mafias que no desconocen Julio César Moreno, quien ahora es asambleísta y antes jefe delegacional”.
Don Rogelio a sus casi 80 años de edad dice: “sólo quiero que me dejen trabajar, a mí y a los compañeros a los que nos quitaron el lugar parea dárselos a quienes pagaron decenas de miles de miles de pesos”, expresó.

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