domingo, 4 de diciembre de 2011

Britney y unos tacos de suadero


Antonio De Marcelo Esquivel.
Si de combinaciones se trata, todo tiene su par; sin embargo estamos en México y por supuesto todo lo que llegue aquí combina con nosotros, por mucho que sea la Reina del Pop y venga desde los merititos Estados Unidos.
Al menos así ocurrió en los alrededores del Monumento a la Revolución, donde estuvo la banda, aquellos que no alcanzaron un lugar dentro del cerco exclusivo para 50 mil personas o de plano primero se fueron al desfile Cocacola y de regreso pasaron a ver a “la Brytney”.
Lo bueno fue que a los organizadores les dio por poner unas enormes pantallas en el paseo de la Reforma, así que todos aquellos que no tuvimos acceso hallamos un lugar desde donde disfrutar de la joven cantante.
Unos desde la banqueta, otras encima de sus novios, "en los hombros pues”, aunque con ello se ganaron más de una mentada por no dejar ver a los de atrás.
Algunos hallaron lugar de primera desde la fuente que divida Reforma entre Bucareli, Rosales y Juárez y los más a los pies de la enorme pantalla, casi como si le hubieran ido a rendir pleitesía a la mismísima Reina del Pop que de pronto apareció como lo que es una reina, en medio de luces brillantes, bailarines y un sonido excelente, mucho mejor que la changa en sus mejores momentos.
Y desde que apareció ya nadie cedió su lugar, nadie se movió, solo aquellos que llegaron tarde y buscaban acomodarse por ahí, aunque con trabajo porque ninguno estaba dispuesto a ceder.
Claro eso era entre los de adelante, porque atrás era una fiesta, entre los que pedían sus tres “hot dogs” con mucha “catsu”, o los que compraban sus chicharrones con mucha salsa valentina cueritos y col, o bien papas fritas y hasta los cinco tacos de suadero por 20 pesos.
Y es que un mexicano puede aguantar cualquier cosa, menos esa arma letal que son los tacos de suadero con su cilantro, cebolla y mucha salsa, que bien pueden acompañar un concierto de los temerarios o  Britney Spears, que así cumplió de nuevo con su público mexicano, y por ahí dicen que con una deuda que tenía con el gobierno capitalino, mismo que se negó a explicar cuánto costó el concierto, al que solo invitó a los periódicos nacionales y por supuesto televisión, mientras que a las agencias y los portales  modestos los mando a luneta, por no decir que fue un poco más lejos, total el jefe de gobierno, Marcelo Ebrard ya no buscará la presidencia sino hasta el 2018, así que ni le importa lo que de él se diga, pero esa es otra historia, aquí lo importante fue este concierto que no quedo a deber, al contrario complació al público mexicano que  al termino abarroto el metro, los pocos taxis que por ahí pasaron o bien se fueron caminando aún con las notas de sus canciones que miles corearon aunque fuera “washa wasehando”

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