miércoles, 3 de enero de 2018

Si el pasado volviera



Por Antonio De Marcelo Esquivel
Durante años acudí de manera regular al Chapulín, un bar cuyo verdadero nombre era Chapultepec y que estaba a la vuelta de la oficina, más de pronto mi oficina era esa mesa en el rincón, mi computadora portátil y un ron. En este lugar conocí a un buen amigo y por cierto mi mesero de cabecera, justo en aquella época cuando la cantina era cosa de hombres, a tal grado que sólo había personal masculino, Hilario y otro que ni recuerdo, por cierto luego lo corrieron por borracho, paradojas que tiene la vida, trabajar en un bar y que te pidan pararle al trago; pues a él lo corrieron y nunca más supimos dónde paró. Con el tiempo aceptaron mujeres y entonces llegó Fran, era una mujer de piel blanca, ojos esmeralda y esa pinta española que la perseguía, el sueño de cualquier comensal de este lugar, el primer día que llegó pedí mi mesa de siempre y resulta que no me podías atender Hilario, porque se habían dividido el lugar y no querían que estuviera en desventaja, así que cambié de mesa y así lo hice por varios días. Un día decidí retomar mi lugar de siempre y que me atendiera la tal Fran, creo que fue como domesticarnos, porque al tiempo de verla caminar de un lado a otro y sentir su calidez terminó por caerme bien, tan bien que tuve su teléfono y desde la oficina, la real, le mandaba whatsapp para saber el menú y pedir que me apartara mi mesa o me guardara comida, lo que no había logrado con Hilario. Claro entre trago y trago y sobre todo en esas tardes de frío cuando la cantina estaba vacía hacíamos migas, nos contábamos cosas y criticábamos a la gorda de la caja o al español dueño de ese lugar, quien a duras penas daba las buenas tardes no obstante que yo llegaba a ese lugar desde alrededor de las 13 o 14 horas y salía hasta entrada la noche o cuando me corrían porque había que cerrar. Era el tiempo del ron, lo digo, porque a lo largo de mi vida de bohemio he cambiado mis gustos, primero tomaba Solera, luego opté por cerveza, en un tiempo me dio por el vodka, probé con el whisky y hasta tequila y cerveza, lo que llaman “palo piedra”. Fue hasta un día que alguien me invitó un ron que decidí que era mi bebida favorita y así pase años tomando ron con cola, ella se acostumbró a este gusto y en cuanto me miraba entrar daba la vuelta y mientras sacaba mi computadora, mis cables y me acomodaba llegaba con mi ron, siempre con esa sonrisa. A veces, creo que por costumbre iba y me preguntaba ¿Qué quieres tomar? A lo que respondía invariablemente –Quiero tomar té; ambos sabíamos la pregunta y también la respuesta, y aún así ella interrogaba y yo decía mi clásica frase un día si y otro también. Cuando llegaba a ese lugar, allá por el metro Hidalgo,  ya había ido a recoger mi información y otra la esperaba por correo, así que redactaba mis notas policiacas en medio de borrachos, amantes, de esos que llevan a comer a la secretaria porque se la quieren coger, o sedientos que pasaban  echar un par de cervezas y se marchaban. Algunos de los asistentes ya éramos como de casa y nos saludábamos amigablemente de mesa a mesa y hasta una vez cortamos ahí mismo una rosca de 6 de enero o celebramos el cumpleaños de alguno de los clientes habituales, porque nos sentíamos como una familia. En esos trajines supe del enamorado secreto de Fran y una tarde escribí entre rones, carcajadas y risotadas de los clientes “El romántico del bar” una historia basada en ese amante secreto que le enviaba mensajes de amor a la Fran, aunque nunca supimos, o al menos yo no conocí de quién se trataba. Entre mis amigos habituales para ir a la cantina estaban varios compañeros de correrías reporteriles, fotógrafos, amigas que leyendo en mis red social del Chapulín deseaban conocer a Hilario o el lugar donde pasaba mis tardes, de manera que gringas, alemanas, rusas y mis paisanas caminaron esos pasillos y hasta fotos tomaron con el tal Hilario, en esa cantina de mala muerte donde las tardes se fueron poco a poco hasta llevarse mi pasado. Un día, ya pedo,  le mente e la madre a la cajera porque me estaba metiendo caballazos en la cuenta, de manera que luego me negó el servicio y simplemente abandoné ese lugar para empezar a rodar por las cantinas de la zona en busca de mi nuevo lugar, ese donde me sintiera como en casa, a gusto con mi trago y mi comida, un sitio donde leer a gusto o soltar la pluma, lo que no logré hasta años después cuando las niñas del Mirador me recibieron tan bien que me gustó el lugar, un viejo bar remodelado al que iba con un buen amigo y donde adopté la costumbre de decirle a toda chica que apareciera –Él es mi amigo, cuando lo mires salúdalo diciendo “hola” y su nombre, ha y le gusta que le den su beso eh. Era un juego, pero de pronto era un desfilar de meseras saludándonos como si fuésemos grandes amigos, el nuevo lugar donde me sentí de nuevo como en casa y al que a veces voy solo para sentarme a tomar una copa de vino mientras miro las pantallas y como cacahuates, ya no es como la época de Fran, pero el pasado nunca regresa.

 03-01-2018

Voraz incendio en Morelos


jueves, 6 de julio de 2017

Niños abandonados, suerte o destino

El aullido de Lobo


Antonio de Marcelo Esquivel

Cuando escribí en mi blog Confesiones de un Cerdo, la historia de la tía Toribia, pensé que ya había quedado atrás. No es cierto, a cada día me encuentro la misma realidad. Lo de la tía surgió una tarde cualquiera. Ella estaba sentada en ese sillón azul marino, con casi 90 años de edad, ciega y con su cara trazada por miles de arrugas, sus ralas trenzas y sus manos inquietas; entonces le pregunté si alguna vez había tenido algo que fuera suyo. La respuesta aún permanece como eco en mi cabeza. Su respuesta fue simple: “sí, una vez tuve una cobijita”. No dije más, cómo era posible que alguien pudiera vivir casi un siglo y su único recuerdo de una posesión fuera ese. Desde entonces miro a la gente y me pregunto qué tendrán en la vida, porque las historias se repiten; apenas hace poco conocí la existencia de niños, que como muchos en el país, terminaron en un albergue del DIF, la mayoría de ellos sin esperanza. Son menores de edad cuyos padres purgan condenas en prisión, hijos de familias disfuncionales por alcoholismo, casos de abuso sexual, infantes abandonados; aún peor, niños cuya familia fue diezmada por el crimen organizado. De esos niños no se puede hablar, hay que preservar su identidad, guardar que existen, ya sea porque pesan sobre ellos amenazas de muerte, a su corta edad, o porque su calidad de víctimas así lo exige, así que no diré sus nombres, y menos que están en un albergue del estado de Guerrero, todos sumidos en el abandono, no solo de sus padres o familia, también del gobierno, que en su caso está en manos de la presidenta del DIF. En esa casa se tejen historias como la de Mariano, a quien le regalaron un osito de peluche por su buen comportamiento, pero sus compañeros enojados por la distinción se lo destrozaron, Mari que únicamente deseaba unos huarachitos, Raúl que al recibir una pequeña bocina se aplica en sus lecciones, Lalo y su hermano Enrique se escaparon, Santos que sigue a la directora como si fuera su sombra, y otros más que únicamente desean un poco de cariño, ya no una posesión, al menos un abrazo. Dicen que hay voluntarias que acuden de vez en vez y su única tarea es abrazar niños, darles cariño, hacerles sentir el calor de una caricia, darles una sonrisa, vamos, ser como un verdadero amigo, ellos lo agradecen.
Los nombres han sido cambiados, para proteger a las víctimas.

@Antoniodemarcel
antoniodemarcelo@gmail.com
Editorial publicado en La Prensa el 6 de julio de 2017 

Ella sólo quería que alguien la ayudara

Por Antonio De Marcelo Esquivel.

Yo no la conocí nunca. Apenas pude saber de ella por sus palabras, ya no por su caligrafía, porque en este mundo virtual de whastapp, twitter y Facebook tenemos que adivinar el estado de ánimo.
Muchas veces la gente decide poner una carita para demostrar enojo, tristeza, sorpresa o alegría, de manera que no se confunda lo que dicen. Pero en su caso nunca puso esas cosas, el trato fue directo, se trataba de su mamá.
La primera vez que hablamos fue por teléfono, iba pasando por la guardia y me regresé a responder, siempre lo hago, porque creo que quienes llaman lo hace por una necesidad y es feo que nadie responda.
Así que levanté el auricular y ante su pregunta
-Me puede ayudar, no atienden a mi mamá en la seguridad social.
Le respondí.
-Envíe una carta a mi correo con sus datos y su caso para hacer algo.
En ese momento no caí en la cuenta que actuaba con el mas ruin pensamiento burócrata, un “Godínez” cualquiera, que cansado de su empleo simplemente la da trámite.
Días después, quizá ya desesperada llamó de nuevo para confirmar, había puesto en el e-mail los papeles que le entregó el doctor, un resumen del trato recibido y su credencial de votar para ser identificada.
Deje pasar un día, porque ya tenía programado resolverle la vida a otra persona con mi publicación, juro por Dios que no pasó por mi cabeza darle prioridad a un caso de vida o muerte.
 Vi las fotos de los documentos y noté no con cierto horror que me había enviado fotos del daño causado, por la falta de atención médica.
En su relato culpaba al médico de negligente y aseguraba que su madre no recibía la atención necesaria. Ya cuando le había dicho que no era necesario tener fotos del daño, caí en la cuenta de sus desesperación, pero el tiro se había ido y tuvimos que esperar otro día para publicar su caso.
El mismo día que se publicó me envió un mensaje.
-Gracias por el apoyo, mi mamá falleció este día.
Yo quería llorar, pero me contuve mientras mesaba mis pocos cabellos. Apoyando los codos en el escritorio me quede con la cara entre las manos, trataba de contener las lágrimas, hasta que un sollozo me ahogó y deje que las lágrimas corrieran, al fin era la única manera de curar ese dolor, aun cuando era un caso más.

Yo no la conocí, ni conocí a su mamá, pero igual me dolió que su madre haya muerto, porque como le conté esta mañana a Liz: en este país la gente muere por pobre.

@Antoniodemarcel
antoniodemarcelo@gmail.com

martes, 31 de mayo de 2016

A unos días de elección de Constituyentes falta mucho por saber

A Tu Elección
Por Antonio De Marcelo Esquivel
Faltan unos días para que las población de la ciudad de México acuda a las urnas donde elegirá a quienes redactarán la Constitución de la Ciudad de México, un documento histórico que contendrá las bases en las que se refundará esta capital del país. Lo malo es que no hay hasta ahora una idea clara de lo que significa este documento y por ello la población, ya de por si desinformada y alejada de la falsa política, desconoce quienes son los candidatos y si hay menos peores.
Es un derecho el participar en esta elección, opinar y hacerlo emitiendo un voto, lo malo es que pese al trabajo realizado por el Instituto Nacional Electoral así como elk Instituto Electoral local este proceso pasa prácticamente de noche.
Quienes están más interesados en el son los partidos políticos y no es gratis, es que para muchos significaría, no solo pasar a la historia, sino ocupar luego algún cargo público; recordemos que este puesto de Constituyente es honorario y no hay un salario.

Para dar a conocer lo que es el Constituyente el IEDF organizó seis foros donde partidos y candidatos expusieron sus ideas. A pesar del esfuerzo seguimos en las mismas, los ciudadanos desconocen el tema.

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lunes, 18 de abril de 2016

Inicia la rebatinga por conformar el Constituyente de la CDMX


A TU ELECCIÓN
Por Antonio De Marcelo
Este 18 de abril de 2016 inicia de manera formal uno de los procesos más importantes de la Ciudad de México. Ahora toca a candidatos y ciudadanos responder al llamado que les hace la historia para participar, primero en la conformación de la Asamblea Constituyente y luego en la redacción de la Constitución de la capital del país, hoy llamada de manera formal Ciudad de México.
El adiós al Distrito Federal significa sin lugar a dudas que los “Chilangos” tenemos la oportunidad de hacer de esta entidad el lugar que queremos para vivir y heredar a nuestros hijos.
Han sido muchas las voces lanzadas al aire para pedir un México incluyente, igualitario con oportunidades de trabajo, salario digno, respeto al género, con acceso a educación y sobre todo alejado de la corrupción y castigo a las injusticias, vengan de donde vengan.
Aquí está la oportunidad que esperábamos, hoy inicia la campaña que realizarán
548 candidatos, que calle por calle, casa por casa buscarán la simpatía de la población para llevarse el voto este 5 de junio, día de la elección.
Pero quiénes son y de donde salieron? Son ciudadanos militantes o simpatizantes salidos de los partidos políticos con registro ante el Instituto Nacional Electoral (INE) que ayer les entregó su registro, luego de haber revisado que cuenten con los requisitos necesarios para ser electos.
De estos, 540 representa a los partidos y 8 son independientes; y de ellos se espera al final salgan los 60 electos que conformarán la Asamblea Constituyente, más 40 que serán nombrados por el Ejecutivo Federal, el Legislativo y la Asamblea Legislativa capitalina, para al final tener un Constituyente de 100 personas.
Como es sabido en las campañas se ha hecho costumbre los ataques y la guerra sucia; ante esto el llamado que les hizo Lorenzo Córdoba presidente del INE fue: “Respetar las reglas de la competencia electoral y contribuir para elevar la calidad del debate democrático”.
Estos candidatos harán campaña con un financiamiento público de 10 millones 149 mil 877 y para cada candidato independiente será de 1 millón 268 mil 734 pesos, el cual será depositado en dos ministraciones de 50 por ciento. Una cantidad nada despreciable, que al final debe ser una inversión en democracia para bien de esta Ciudad de México. Hasta la próxima en tu columna A TU ELECCIÓN

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