miércoles, 11 de junio de 2014

¿Impunidad anarquista?


Por Antonio De Marcelo Esquivel
Ciudad de México 11 junio
 Parece ya costumbre que cada movilización ocurran desmanes en las calles de la ciudad y nadie, “nadie” haga algo, ni la policía ni los legisladores. Apenas este 10 de junio decenas de los llamados “narquistas” salieron a mezclarse en las marchas y esta vez arremetieron en contra de las oficinas de un partido político en Puente de Alvarado, lo mismo contra tiendas de conveniencia e instituciones bancarias; sembrando el terror entre empleados y transeúntes que prefirieron alejarse de estos focos de violencia. Algunos no pudieron hacer lo mismo, porque su trabajo lo exige,  fotógrafos y camarógrafos de los medios de comunicaciones, quienes armados únicamente con su cámara y como seguridad sus cascos para patineta o motocicleta le entraron al trabajo. Fueron ahora estos el blanco de estos bandidos que armados con martillos y la impunidad tras esos pasamontañas y gorras negras robaron y agredieron a los comunicadores quienes únicamente hacían su trabajo. Es indignante ver que un fotoreportero de AP está a punto de perder un ojo por el golpe sufrido en esta marcha, sin que hasta ahora se sepa quién pagará las curaciones del reportero y en caso de perder el ojo, quién será responsable. Eso por no hablar del daño causado a las cámaras de los fotógrafos. En tanto solo hay silencia de parte del jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera, lo mismo del titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Jesús Rodríguez Almeida y hasta del procurador Rodolfo Ríos Garza, los diputados por su parte están más entretenidos en legislar para poner chip a perritos y gatitos o en prohibir el uso de animales en circos, sin demeritas el derecho que los animalitos tienen. De nuevo se habla del protocolo que deben aplicar los elementos de la policía en caso de movilizaciones, lo que hasta ahora no se ve. Peor aún resulta, que un policía puede despojar de su cámara a un reportero y presentarlo ante un Juez calificador o un Ministerio Público, y más allá obligarlo a borrar imágenes, sin haber el proceso  correspondiente, pero eso sí, los legisladores mayoría en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal se llenan la boca diciendo que defienden la libertad de expresión, claro defienden la libertad de los llamados anarquistas. Sin embargo, señores, eso no es una forma de expresión, eso es vandalismo, robos, ataques a la paz pública, destrucción y si esta ciudad es de leyes, los agresores a reporteros gráficos debieron ser detenidos en su momento, o acaso ¿hay intereses tras de estos supuesto anarquistas?   ¿Es cierto que una diputada local financia esas movilizaciones? ¿Dónde está el espíritu que movilizó a estudiantes, profesores y pueblo para que no ocurriera otro 10 de junio?  Mientras estas preguntas y otras más están por tener respuesta, en el hospital un fotoreportero lucha por conservar su ojo y en la calle unos criminales andan impunemente amparados en un gobierno capitalino que cobija estas prácticas.
@Antoniodemarcel
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jueves, 5 de junio de 2014

Alerta Amber y las asociaciones mexicanas


Antonio De Marcelo Esquivel
México a En los inicios de mi carrera periodística me tocó el caso de la niña Dianita Cortés Carrizales, una pequeña de unos seis años de edad, cuya madre la mandó a comprar las tortillas a una cuadra de su casa, incluso su padre la miraría desde su auto que limpiaba en esa tranquila calle de la delegación Coyoacán; más de pronto no vio más a la menor y aunque acudió a buscarla fue como si se la hubiera tragado la tierra, hubo quien afirmó haber visto como la subían a una camioneta pero nada en claro, su madre, la señora Lourdes Carrizales por supuesto sufrió la indecible y la buscó por cielo mar y tierra, aunque con nulos resultados, otras madres de familia en la misma situación se unieron a la búsqueda y al esfuerzo con la idea de hallar a sus seres queridos, que también fueron tragados por esta urbe de los años 90. Con los años la mamá de Dianita decidió retirarse de la vida pública y seguir su lucha sola; Por entonces la señora Elena Solís contrató a una insistente mujer que le pedía trabajo allá por la colonia Portales, días después se marchó la mujer llevándose a la nieta de doña Elena, un caso más en que buscó el apoyo de las autoridades, aunque como siempre poco resultado tuvo, de manera que se convirtió en detective privada hasta que halló a su nieta, la cual en efecto estaba en manos de una mujer allá por los rumbos de Tláhuac hacia el oriente de la Ciudad de México.  Consciente del dolor que es perder un hijo doña Elena hizo la Fundación de Niños Robados y Desaparecidos, para la búsqueda de personas desde niños, niñas hasta adultos. Muchos de estas personas desaparecidas son lo que las autoridades llaman sustracción, es decir que el padre o la madre después de una separación se “roban a los hijos”, aunque esta figura no está tipificada como tal en la ley, en otros casos se trata de verdaderos robos de menores para adopción o para esclavizarlos y pese al trabajo de las autoridades la suma crece de manera exponencial en todo el país, una república que ha sido recorrida por doña Elena Solían con o sin ayuda hasta encontrar a personas de todas edades que han desaparecido, cada una con una historia. En este devenir las madres que buscan a sus hijos parece que luchan solas y únicamente con su esfuerzo y recursos logran resultado. En este contexto se ha dado a conocer la aparición del sitio oficial de la Alerta Amber, un esfuerzo internacional para la búsqueda de personas, que ya dio resultado, sin embargo es importante no olvidar a todos esos ciudadanos que en México se han convertido en detectives porque no hallan respuesta en las autoridades cuando de denunciar una desaparición se trata y que por cierto han sido abandonados siempre.
@Antoniodemarcel
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